Resulta
interesante ver como el arte pasa de ser parte de la
educación integral del individuo en la antigüedad para irse
despegando paulatinamente y no volver a formar parte de ésta hasta
el siglo XIX. Si bien las rezones de esta nueva inclusión en el
siglo XIX no eran las originales de la época clásica (entender el
mundo que nos rodea) ya que se basaban en su aplicación a la
producción industrial, si sirvió como puente para las teorías que
seguirían en el siglo posterior, donde sí se vuelve a entender el
arte como un modo de explicar el mundo. Es inevitable pues que esta
reintroducción del arte al desarrollo de la persona, unido a los
avances ciencia y psicología derive en diferentes planteamientos
filosóficos cada vez más complicados que van adecuando la enseñanza
artística a explorar el desarrollo de la persona a través de la
expresión artística.
Así
la educación artística vira hacia la auto expresión , es decir, el
arte ya no solo explica el mundo, como en la época clásica sino que
hace comprendernos a nosotros mismos y podemos explicarlo según
nuestras emociones y sentimientos y en consecuencia se convierte en
herramienta del desarrollo personal.
A
pesar de esta aparente libertad intrínseca en la auto expresión
creativa, la gran cantidad de imágenes derivadas de la televisión,
cine, publicidad... harán la necesidad de introducir unos criterios
en la educación visual del individuo para actuar como filtro del buen gusto, no dejando pues de ser algo adoctrinadora.
“Ver
es pensar”. Con esta afirmación de Arnheim se resume uno de los
grandes paradigmas de la Educación Artística. Crear es expresarse,
pero para expresarse correctamente hay que ver, racionalizar y
decodificar la información que nos proporcionan los sentidos y
reinterpretarla según nuestro criterio.
La
DBAE afina en este sentido y apuesta por una fundamentación
interdisciplinar basada en el estudio de la estética, la crítica de
arte, la historia del arte y la producción artística para
desarrolar ese criterio propio pero a mi entender resulta
insuficiente y me parece más acertado, siguiendo el camino iniciado
por Arnheim, donde ver es pensar y pensar requiere conocimientos en
muchos campos, principalmente en el de la filosofía. Creo que es la
principal herramienta en todos los ámbitos de la educación y en
consecuencia en la Educación Artística.
Para
cuestionar modelos es necesario un conocimiento de las materias
mencionadas por la DBAE pero estas se alimentan de las corrientes de
pensamiento y se estructuran en función de corrientes filosóficas
que a su vez se nutren de de la cultura, la historia, la sociología
y la ciencia. . Entender todo en su conjunto da una visión global que nos daría
las claves para descifrar los códigos de las imágenes que vemos,
pero también para descifrar qué está pasando y porqué en el
contexto social y así, poder expresarnos a través del arte con coherencia y fundamento.
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